
En efecto, el colombiano ha sido, desde su conformación, un estado que además de declararnos la guerra abierta y frontal a todos/as las/os pobres de este país, ha utilizado la violencia sistemática contra la población. Un breve repaso histórico permite constatar la esencia criminal de quienes han manchado de sangre estas tierras, a saber: guerra de los mil días en donde la carne de cañón fueron los campesinos divididos en dos colores; estigmatización y criminalización de los sindicatos bananeros que desembocó en la más cruenta masacre obrera perpetuada por gobierno alguno; persecución racista y colonial